Platillos
Tamales
El tamal, milenario alimento hecho a base de maíz nos acompaña en muchos momentos y en Día de Muertos no es la excepción; dulces, salados o con picante sus variedades nos dan muchas opciones a escoger y por supuesto no pueden faltar en el menú de nuestros seres queridos a homenajear en estas fechas.
Rellenos de ingredientes típicos como rajas, frijoles, diferentes chiles, pollo, mole verde, por mencionar algunas y envueltos con hojas vegetales son todo un regalo culinario que a nuestros difuntos les encantan.
Las corundas y uchepos de Michoacán, los tamales colados de Yucatán y el zacahuil de Hidalgo son algunos de los muchos tamales famosos que en Día de Muertos se disfrutan mucho más.
Mole
El mole es la salsa cocinada con pollo, pavo o carne de res y es como el platillo fuerte del manjar, en este listado representa al guisado típico que más les gustaban a nuestros difuntos y por mucho el mole es el más expuesto en las ofrendas, aunque varía de hogar en hogar, quizá prefieran servir pozole, pipián rojo o algún caldo típico del lugar.
Oaxaca y Puebla pueden expresarse demasiado, pero en la forma más tradicional sabemos que esta salsa se prepara con cacao, diferentes tipos de chiles (mulato, pasilla, anchos, chipotle) almendras, pasas, perejil y muchas otras especias y que al cocinarse se acompaña con ajonjolí como el toque final.
Mole verde, negro, mole de olla, enchiladas de mole poblano ¡Qué delicias!
Pozole
El pozole es el caldo mexicano por excelencia, y es otro invitado de honor que no puede faltar a las fiestas mexicanas, incluida por supuesto, la del Día de Muertos. Puede ser verde, blanco o rojo, siempre combinable con los colores patrios. Esencialmente está compuesto por maíz pozolero (o cacahuazintle), especias y carne de pollo o cerdo, incluso mixto. Se acompaña de lechuga, rábano, cebolla, orégano en polvo y limón. Siempre le van bien unas tostadas y polvito de chile de árbol.
POSTRES
Pan de Muerto
La señal más importante de que se acerca el Día de Muertos es el inicio de las ventas de pan de muerto, un producto que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) explicó que su origen es colonial, aunque tiene raíces prehispánicas.
La versión más conocida es redonda y simboliza el ciclo de la vida y la muerte. La bolita al centro es un cráneo y las cuatro canelas representan los huesos de las cuatro extremidades y las lágrimas que lamentan a los difuntos. También hacen referencia a los cuatro puntos cardinales que se atribuyen a los dioses Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoc.
El más conocido es el que lleva como principales ingredientes anís, vainilla y ralladura de naranja, y está cubierto con azúcar.
Calaveritas de azucar/
Alfeñique
El alfeñique se prepara desde los tiempos coloniales en gran parte de Latinoamérica, pero en México las casas se llenan de este dulce de colores en el Día de Muertos cuyas figurillas son principalmente de calaveritas en las que en muchos destinos se las agrega nombres personales.
Existe el alfeñique duro y blando por lo que su elaboración es algo meramente artístico y tradicional; se requiere azúcar glass, agua caliente, limón y grenetina para formar una pasta, las manos mexicanas necesitan moldes para crear figurillas como las calaveritas antes mencionadas, ataúdes con su difuntito adentro, animalitos, angelitos y frutas de las que luego aplican la creatividad para pintarlas y decorarlas. En distintos estados se les agregan otros ingredientes como chocolate, almendra, miel y pastas.
En vísperas del Día de Muertos expertos ya comienzan a elaborar estos dulces y los mercados se abastecen de coloridas figuras a base alfeñique resultando tan especial que cuenta con su Feria y Festival anual realizada en Toluca en donde encontrarás unas figuras realmente sorprendentes.
Estos al igual que los dulces típicos de tu lugar de origen, que no falten en tus altares sobre todo en las ofrendas de los niños para que se llenen de alegría y color, además de ser una buena forma de apoyar a las familias que año con año endulzan la tradición.
Pan de Muerto
Además de la exquisita comida típica, nuestros seres queridos también necesitan alimentos con demasiados nutrientes ya que el viaje ha sido largo y necesitan recobrar energía, aquí entran a ocupar su lugar las frutas de la estación que según la región pueden ser desde coloridas manzanas hasta frutas más grandes como las jícamas.
Lo que si es que las naranjas o los tejocotes no pueden faltar y al acomodarlas estratégicamente pueden contrastar con todo lo expuesto poniendo el color y la sensación de frescura que solo las frutas dan.
Se deben agregar las frutas que más les gustaban a nuestros difuntos y para los niños se deberá servir en coloridos platos pequeños para que sean bien degustadas, otro tip es que sean frutas con cáscara o no cortadas las que contienen más agua para que duren mucho tiempo.
Dulce de Calabaza
El dulce de calabaza es un postre que es tradicionalmente servido en las ofrendas expuesto en platos de barro; se hace con la calabaza de Castilla que es de gran tamaño y con cáscara dura, en algunos lugares también se cocina con la calabaza anaranjada conocida como pumpkin.
Para su elaboración la calabaza se corta en triángulos grandes y se cuece en una olla junto con ingredientes dulces como lo son piloncillo, canela y guayaba, por lo que una vez que se logra tener ese jarabe tan delicioso se sirve y se come con cuchara dejando la cáscara.
Para niños y no tan niños este dulce típico no puede faltar en el altar.
Dulce de Tejocote
El tejocote es un fruto de temporada y en esta ocasión especial ya es tradición prepararlo en dulce, su receta es muy sencilla y aunque también es común preparar dulces en Día de Muertos como de camote, de papaya o de coco como en Tabasco, el tejocote es de verdad único por ser de origen cien por ciento mexicano.
El nombre de este fruto aromático y de gran sabor proviene del náhuatl texocotl la receta para hacerlo en dulce o en almíbar es con los siguientes ingredientes: tejocotes firmes, bastantita agua, medio kilo de azúcar y dos rajas de canela grandes. Hay que hervir los frutos por dos minutos y dejarlo reposar otros minutos para que se enfríen y así quitarles la cáscara.
Ya limpios se echan al agua, la azúcar y la canela hirviendo para que al estar juntos el agua se consuma, los tejocotes se suavicen y se forme una miel, deja enfriar y listo, a servir.